miércoles, 28 de septiembre de 2011

¿PORQUÉ LA PUBLICIDAD TIENE TAN MALA REPUTACIÓN?

La publicidad en su mayoría de propuestas, promueve una idea hedonista y materialista de la vida. Los publicistas proponen en su bombardeo de información una cantidad de productos que muchas veces indican solucionar los problemas de la vida del individuo, cuando esto no necesariamente es así. Muchos anunciantes utilizan la publicidad subliminal o que lindan con la publicidad engañosa como elementos disimulados de persuasión, los mismos que van convirtiendo al consumidor en ente susceptible de cometer errores inducidos.
Aunque los anunciantes se afanen en buscar llegar a la mayor cantidad de consumidores objetivo, esto muchas veces se ve frustrado, debido a que la mayor parte de estos se diluyen, los canales de comunicación no son bien dirigidos o en todo caso, llega a un receptor pensante y analítico que desbarata aquellos mensajes tendenciosos, manipuladores o inadecuados.
Existen algunas máximas sobre la publicidad, una de ellas es que la misma refleja la sociedad donde se desarrolla, lo cual considero no se ajusta a la verdad. Los mensajes publicitarios afectan los valores culturales y sociales de una colectividad. Por ejemplo, cuando una adolescente observa un panel luminoso con una modelo de corte europeo, con un cuerpo al borde de la delgadez extrema, supuesta usuaria de una marca de ropa, buscando atraer consumidoras adolescente o adultas jóvenes, apelando al afán sicológico aspiracional del ser humano, consiguiendo muchas veces obsesionar al individuo a alcanzar dicha imagen, a pesar de ir en contra de su salud ya sea física o sicológica.
Otro caso representativo podría ser, en la que un adulto joven, interioriza la publicidad del último celular y esta se vuelve un manipulador de sus prioridades, logrando que la posición social, el hedonismo y la admiración de su grupo jueguen un papel crucial.
El problema es que la publicidad, no solo vende el vestuario de moda, el último modelo de celular o la cerveza más refrescante, sino valores que afectan a la sociedad. La situación se vuelve preocupante, cuando esto ocurre en muchos de los productos y servicios existentes, al fin y al cabo puede distorsionar sicosocialmente una colectividad.
Pero no toda la publicidad es mala, muchas veces juega un papel preponderante en el desarrollo económico de los individuos, organizaciones y países, fomentando el crecimiento económico al servicio del desarrollo social.
El eslabón clave de la cadena de consumo, es el consumidor. Este tiene el poder de decidir si comprar o no el producto. Analizar si el mensaje es poco ético, si tiene un trasfondo manipulador, chocante o de mal gusto. El consumidor debiera ser, el principio y fin del publicista. Este no es un integrante pasivo de esta cadena, tiene el poder de negarse a comprar el producto y el publicista en este caso, se vería en la necesidad de dejar de plantear propuestas publicitarias negativas.
Estás en la capacidad de abrir los ojos y darte cuenta que no porque tomes tal o cual cervezas vas a ser el alma de la fiesta, por rociarte determinada loción todas las mujeres querrán tener sexo contigo o porque utilices tal crema, te convertirás en Viviana Rivasplata o Delly Madrid. Tienes tú el poder de decidir, si quieres vivir en una mejor sociedad para ti y los que más te interesan pon tu granito de arena e inclínate por lo ético, lo correcto, lo moral lo verdaderamente importante en la vida. Decide tú.

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